El universo siempre nos recuerda lo pequeños que somos en el gran esquema de las cosas. Recientemente, los astrónomos han descubierto un asteroide, denominado 2024 YR4, que ha captado la atención de la comunidad científica debido a su baja pero significativa probabilidad de impactar contra la Tierra en 2032. Aunque las posibilidades son mínimas (alrededor del 1,2%, o 1 en 83), las consecuencias de un impacto serían devastadoras.
Este asteroide, con un diámetro estimado entre 40 y 100 metros, podría liberar una energía equivalente a 1.000 bombas atómicas como la de Hiroshima en caso de colisión. Un evento de esta magnitud podría generar una explosión similar a la ocurrida en Tunguska, Siberia, en 1908, o incluso crear un cráter de aproximadamente 1 kilómetro de diámetro. Por ahora, el 2024 YR4 ocupa el primer lugar en las listas de asteroides potencialmente peligrosos elaboradas por la Agencia Espacial Europea (ESA) y el Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA.
A pesar de la alarma inicial, los expertos señalan que es probable que futuras observaciones permitan refinar la trayectoria del asteroide y, con ello, reducir aún más el riesgo de impacto. Gianluca Masi, astrofísico y responsable científico del Virtual Telescope Project, explicó que este caso recuerda al del asteroide Apophis, que en 2004 generó preocupación al calcularse una probabilidad de impacto del 2,7% (1 en 37) para el año 2029. Sin embargo, observaciones posteriores descartaron cualquier posibilidad de colisión.
Masi subraya que, aunque la probabilidad actual del 2024 YR4 es baja, es fundamental mantener la vigilancia. Los sistemas de monitoreo de objetos cercanos a la Tierra (NEO, por sus siglas en inglés) están diseñados para detectar y rastrear estos cuerpos celestes, lo que permite a los científicos evaluar riesgos y, en caso necesario, planificar medidas de mitigación.
En resumen, aunque el 2024 YR4 representa un riesgo mínimo, su descubrimiento es un recordatorio de la importancia de seguir invirtiendo en tecnología y ciencia para proteger nuestro planeta de posibles amenazas cósmicas. Mientras tanto, los astrónomos continúan observando de cerca este asteroide, con la esperanza de que, como en el caso de Apophis, futuros datos descarten cualquier posibilidad de impacto.
